tag:blogger.com,1999:blog-57243594878025239792024-02-19T23:12:02.890-08:00Cesar Rodríguez DiezCesar Rodríguez Diezhttp://www.blogger.com/profile/11642537394974473815noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-5724359487802523979.post-53170020248997125362008-05-08T12:02:00.000-07:002008-12-08T20:26:42.273-08:00Pequeña antologíaOASIS<br />Cascadas del desierto las palmeras, pedestales de antorchas apagadas. Allá se miran sus raíces desnudas bajo el sol que se abre paso.<br />Apenas descubrirse fue un beber y beber del otro estanque por primera vez rendidos. Oasis que se surte con agua subterránea mientras el resto brota de sus grietas.<br />Tumbados en el borde de la alberca no supieron. Unidas las manos una casi abandonada en la sed de la piel ajena.<br />No necesitaban nada más para salvarse. Se alimentaron con la sal que el agua dejó sobre sus cuerpos.<br /><br />SOBERBIA<br />Harina vieja esponjó su masa a fuego lento hasta quedar dorada, entonces se sintió invencible. Un instante creyéndose perfecta, al siguiente se deshace en migajas cuando su cuerpo en otros labios se transforma.<br /><br />PERSÉPOLIS<br />Quemé tu ciudad, el palacio de tu infancia, escombros que restaban del saqueo. Nuestras cicatrices, bajas de guerra en la noche.<br />A este lado llega el dolor de lo perdido, derrota que sabe amarga, cenizas de tanto humo sobre la piel vencida.<br />Con el viejo barro cocido en la memoria, renacerás<br />Saber quién se somete, quién seduce. La ciudad a las murallas, el esplendor al deseo de un cuerpo que teme las caricias. Los dedos desgarran la piel que adivinan expuesta; que muy adentro, en el fondo, acabará por acostumbrarse.<br />Entre tanto desastre, nadie más que yo festeja. Es difícil reconocer en los despojos, el verdadero olor de la victoria.<br /><br /><br />EROSIÓN<br />Regresa a mi memoria la ciudad<br />sed de ancestros<br />donde los cuerpos se volcaron<br />sumergidos<br /><br />Sal derramada<br />desde su reino aborigen<br />borró tu nombre<br /><br /><br /><br />LA CIUDAD SE DESTEJE<br />Afilada tu furia convoca un viento azul<br />sobre la misma arcilla que sacude tu sexo<br /><br />Quedan sepultados los comensales<br />días de reserva amontonaron tus vestidos<br />la noche ceniza huésped de roca<br />encierra en ámbar a los desertores<br /><br />La contraparte separó los muslos<br />sellados hasta purgar su abandono<br />cubren tu deshonra las piedras de cal<br />furias y aullidos regresan sigilosos<br />a dormir entre los restos<br /><br />Acechas con tu espada las aves de rapiña<br />el alud de lluvia que lavará tus manos<br />hasta disipar el humo de las últimas hogueras<br /><br />La ciudad en tu cuerpo se desteje<br />no volverán los invasores<br />ningún hombre ningún aliado<br />excavará entre heridas<br />la sombra de tus latidos<br /><br />mientras tanto crece en la piel<br />la otra ciudad que te sonríe<br /><br />Mil años más tarde despiertas<br />convertida en memoria de lava<br />del sueño que te dio forma<br />y la suaviza<br /><br />adentro inmóvil<br />detenido en cada una de tus calles<br />un pueblo petrificado te contempla<br /><br /><br />TROYA<br />Inútiles las murallas<br /><br />Un arsenal minado<br />de ejércitos<br />se prolonga en sus esquinas<br />larga espera ante el ocaso<br /><br />ni dioses<br />ni héroes<br />ocultarán su asombro<br />el esplendor permaneció intocable<br />en ojos enemigos<br /><br />Un caballo<br />una promesa<br /><br />¿Dónde quedaron<br />las astillas de nuestro lecho?<br /><br />Mientras dormías<br />destruyeron la ciudad que amabas<br /><br /><br />NORTE<br />Me acorrala su soplo<br />al girar diluido<br />látigo de aire<br />se cuela en la abertura.<br /><br />La embestida ciega mis pasos.<br /><br />Estallan<br />en su aullido truenos<br />entrecruza mis ramas<br />desde lo profundo<br />con distintas voces.<br /><br />En su letargo<br />enrarecida furia<br />bifurcada.<br /><br />Por laberintos de mi boca<br />despliega su bestia.<br /><br />Dejamos húmedo el deseo<br />en las piedras de nuestras estaciones<br />sudario de olores<br />amaneciendo entre las fauces.<br /><br />Tanto callar<br />en un solo vértice<br />cáscara de ahogo.<br /><br />De cuánta tempestad<br />inundamos los recintos<br />rezago de formas doblegadas<br />al extremo<br />en medio de aires furiosos.<br /><br />Estabas allí<br />relámpago<br />enfilado a mi orilla.<br /><br />LA ALCOBA<br />La codicia fulminante. Su veta sobre el pasmo.<br />Un territorio de luz arremete en los ojos. Por sus grietas huyen multitud de signos: exhalación de tu sexo en las casillas oscuras, inusual revuelo desde ávidos balcones.<br />Esquinas de torso reverberan en un imán de fuego. Tatuaje que gravita y disuelve la penumbra.<br />Ante aquel resplandor de lenguas rojas se consume el aceite de mi lámpara.Cesar Rodríguez Diezhttp://www.blogger.com/profile/11642537394974473815noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5724359487802523979.post-29706681642611004022008-04-16T16:21:00.001-07:002008-04-16T16:21:50.675-07:00Hombre HojalataPunzadas de fatiga insertan<br />su entramado de óxido<br />en mi cuerpo.<br /><br />Desandan nuestro paso<br />con marcha aletargada,<br />el orden anterior que contradicen<br />lustroso<br />imperceptible.<br /><br />Dentro de mí,<br />metálico desfase las esquirlas<br />su máquina lentísima,<br />dolor sin ruido.<br /><br />¿Rotura, por qué tan súbita?<br /><br />Desperfecto evidente<br />en avalancha de residuos.<br /><br />Nos desconozco:<br />chatarra que soy<br />y en la que a golpes<br />me convierto.Cesar Rodríguez Diezhttp://www.blogger.com/profile/11642537394974473815noreply@blogger.com0